Endechas y madrigales no
consiguieron ablandar su corazón. Acabaron en la papelera, con las flores y los
perfumes. Empezó luego a tatuárselos en el cuerpo, con sus propios nombres y la
fecha del primer encuentro. Sin embargo, no consiguió más que afilar el
cuchillo de la indiferencia, y cuando ya no le quedaba ni un centímetro libre
en su cuerpo, comenzó con el de ella, directamente en el corazón, sin máquina,
sin tinta, a cuchillo.
Finalista el 12.12.2022 en Escritores en Rivas (Certamen "los escritores somos gente peligrosa)
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