20230702

"Vocación de dioses"


Relato ganador en el IV certamen de Pobo de Dueñas. Un pueblo que se resiste al olvido y la despoblación.

La pequeña Mei anunciaba una belleza insuperable. Mayor que los nenúfares que adornan el nacimiento del río de las Perlas, mayor incluso que las gotas de rocío sobre las hojas de las pyracanthas que su padre cultivaba en el invernadero. Solo necesitaba algunas pequeñas correcciones, una educación refinada y se convertiría en la esposa más codiciada de la ciudad de Cantón. Huang tenía cierto reconocimiento social por su inigualable colección de bonsáis, pero necesitaba un matrimonio adecuado para su hija si quería aumentar el prestigio social de la familia. Nadie como él conocía las técnicas ancestrales de poda, pinzamiento y alambrado de ficus, carmonas, olmos y juníperos y nadie como él sabía domeñar querencias y modelar los caprichos descontrolados de la Naturaleza.

Y así, cuando su pequeña Mei cumplió los cinco años, reblandeció sus pies con abundante sangre animal, le quebró las falanges de sus dedos y los vendó repetidamente, cada vez con más y más firmeza. Era cuestión de tiempo que la joven alcanzara la perfección absoluta y sus pies de loto fueran la envidia de toda la ciudad.

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