20200713

"Balbuceos familiares"



¡Qué gracia tienen mis padres, aunque no termine de entenderlos! Sobre todo mi madre a la hora de la comida. Pongo todo el interés del mundo, pero no puedo evitar que mis cejas dibujen una interrogación. Ella lo percibe con su infinita sensibilidad y paciencia, se gira hacia mi padre, levanta los hombros y vuelve a la carga utilizando toda la ortografía que conoce. Con los dos puntos parece poner énfasis a lo que acaba de decirme y lo hace muy despacio, muy despacio, intercalando infinidad de comas y exagerando los acentos que mi padre jalea con entusiasmo. Y después termina una y otra vez con aquellos puntos suspensivos que me sumergen en la mayor de las zozobras. Desisto. ¡Los puntos suspensivos, no, por favor! Son tan enigmáticos… tan absurdos… tan inútiles… «¡¡¡Adoro tu sonrisa!!!», le grito  con gestos y sonidos guturales que no parece comprender. Lo hago solo por cambiar de conversación, poniendo varios signos de admiración que llamen su atención y unas hermosas comillas angulares para que se dé cuenta de que solo ha sido un pensamiento. Ella (a modo de paréntesis) arquea las dos cejas para demostrar su asombro y sigue dibujando círculos en el aire con la cuchara cargada de la mejor papilla del mundo.

Primer premio el 29.05.2020 en el certamen "Mi refugio, mi familia", organizado por la Diócesis de Córdoba, con un prestigioso jurado como Joaquín Pérez Azaústre. Próximamente verá la luz en papel, pero con este enlace, se puede escuchar a partir del minuto cinco.

1 comentario:

Yolanda dijo...

Muchas felicidades, Luis!! Un gran relato.
Me voy dejando muuuuchos signos de admiración.