Margarita se
sienta frente a mí con su falda de cuero y sus labios haciendo juego. Siento un
golpecito en la pierna y un pie desnudo que se desliza por debajo de mi falda.
Me acaricia. Doy un respingo. Un, dos, tres, miro por debajo del mantel: nada
se mueve. Me recompongo. Las caricias se repiten y vuelvo a mirar: quietud
absoluta. Vuelven las caricias y miro de nuevo: nada de nada. Estoy a punto de
perder el envite… igual que de niñas. Acomodo la servilleta, cierro los ojos y
rindo mi voluntad. Un, dos, tres, me trago un suspiro.
Finalista “1º concurso La Gilda” (Restaurante convención de ENTC 2019)
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