Al
igual que Ulises, se ató al palo mayor en un momento de cordura. ¡Dios, cómo le
dolía el alma cuando empezaron los susurros y las olas agitaron el cascarón de
su cuerpo, cuando aquel perfume le atravesó de parte a parte y convirtió su
vello en un bosque de falos enloquecidos! Maldijo aquel primer momento de
cordura y el momento en que abandonó la consulta con los ojos de la dietista clavados
en su espalda. Súbitamente, detuvo su enorme cuerpo tan hambriento, tan sin
voluntad, dobló cuidadosamente la cordura en una silla del pasillo y entró en
la consulta.
Finalista en Wonderland el 27.01.2018
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